Reflexión
Atrévete a establecer una verdadera relación con Dios
Establecer una relación con otra persona y establecer una relación con Dios pueden parecer conceptos completamente diferentes a primera vista. Sin embargo, al profundizar en ambos aspectos, se pueden encontrar sorprendentes similitudes en la forma en que nos acercamos y nutrimos dichas relaciones. A continuación, exploraremos cómo estos dos tipos de relaciones pueden compararse e intentaremos puntualizar sobre algunas acciones que debemos realizar para tener una adecuada relación con Dios.

Por Julieta Pinzón
Julio 2023
n primer lugar, tanto en una relación con otra persona como en una relación con Dios, es fundamental cultivar la comunicación. En una relación interpersonal, esto implica escuchar y comprender a la otra persona, expresar nuestros sentimientos y pensamientos de manera abierta y sincera, y mantener un diálogo constante. De manera similar, en una relación con Dios, la comunicación se logra a través de la oración, la meditación y la reflexión personal. Al hablar con Dios, expresamos nuestras alegrías, preocupaciones y necesidades, y también debemos aprender a escuchar su voz en nuestras vidas. Otro elemento crucial en ambas relaciones es la confianza. En una relación humana, la confianza se construye a lo largo del tiempo a través de acciones coherentes, respeto mutuo y la voluntad de ser vulnerables el uno con el otro.
En una relación con Dios, la confianza se basa en creer en su amor y sabiduría, en confiar en su guía y en entregar nuestras vidas a su cuidado. Al igual que en una relación interpersonal, la confianza con Dios se fortalece a medida que experimentamos su fidelidad y respondemos a ella con obediencia y entrega. Además, tanto en una relación humana como en una relación con Dios, el amor juega un papel fundamental. En una relación interpersonal, el amor implica dar de manera desinteresada, apoyar, perdonar y aceptar a la otra persona tal como es. En una relación con Dios, el amor se manifiesta al amarle a ´Él por encima de todo, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, al vivir según los principios y enseñanzas divinas, y al experimentar y compartir el amor de Dios con los demás. El amor en ambas relaciones es un lazo poderoso que nos une y nos nutre.
En una relación con Dios, la confianza se basa en creer en su amor y sabiduría, en confiar en su guía y en entregar nuestras vidas a su cuidado. Al igual que en una relación interpersonal, la confianza con Dios se fortalece a medida que experimentamos su fidelidad y respondemos a ella con obediencia y entrega. Además, tanto en una relación humana como en una relación con Dios, el amor juega un papel fundamental. En una relación interpersonal, el amor implica dar de manera desinteresada, apoyar, perdonar y aceptar a la otra persona tal como es. En una relación con Dios, el amor se manifiesta al amarle a ´Él por encima de todo, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, al vivir según los principios y enseñanzas divinas, y al experimentar y compartir el amor de Dios con los demás. El amor en ambas relaciones es un lazo poderoso que nos une y nos nutre.
Pero, ¿cómo podemos llegar a establecer una relación con Dios? Aunque cada persona puede tener su propio camino y experiencia personal, hay algunos pasos comunes que pueden ayudarnos en este viaje espiritual. En primer lugar, es fundamental buscar a Dios con sinceridad y humildad. Esto implica reconocer nuestra necesidad de una conexión espiritual y estar dispuestos a abrirnos a lo divino. En segundo lugar, la búsqueda de una relación con Dios a menudo implica la exploración de diferentes prácticas espirituales, como la oración, la meditación, el estudio de textos sagrados, (pricipalmente la Biblia) y la congregación o participación en comunidades de fe. Estas prácticas nos permiten acercarnos a lo divino, aprender sobre las enseñanzas espirituales y experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas.
Por último, es importante recordar que establecer una relación con Dios es un proceso continuo y en constante evolución. Requiere paciencia, perseverancia y apertura a lo desconocido. La relación con Dios se nutre a lo largo del tiempo, a medida que aprendemos y crecemos espiritualmente. Establecer una relación con una persona y establecer una relación con Dios comparten elementos fundamentales: comunicación, confianza, empatía y compromiso. Al invertir tiempo y energía en nuestras relaciones humanas y en nuestra relación con lo divino, podemos experimentar una conexión profunda y significativa en ambos ámbitos. Mediante el autoconocimiento, la espiritualidad, la fe y la apertura.
Estas son algunas citas bíblicas significativas, que nos invitan a establecer una relación con Dios: En Santiago 4:8 dice: "Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes". En Juan 15:5 dice: "Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, y yo en él, llevará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada". En Salmos 63:1 dice: "Dios, tú eres mi Dios; con ansias te busco desde que amanece mi vida. Mi ser entero te desea, mi cuerpo te anhela, como tierra seca, sedienta, sin agua". En Jeremías 29:13 dice : "Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón". En Proverbios 8:17 dice : "Yo amo a los que me aman; los que me buscan con diligencia me encuentran". En Mateo 22:37-38 dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento". En Salmos 16:11 dice: "Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha". En Juan 14:23 dice: "Respondió Jesús: «El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada»". En Mateo 7:7-8 dice: "Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre". En Efesios 2:18 dice : "Por medio de él [Jesús] tenemos libre acceso al Padre por un mismo Espíritu". Estas citas bíblicas ilustran la importancia de buscar y amar a Dios con todo nuestro ser, y nos animan a acercarnos a Él con fe y diligencia, confiando en que seremos recibidos y encontraremos alegría en su presencia.
Finalmente, para tener la mejor relación con Dios, para ser dignos hijos de su amor, debemos reconocer nuestros errores; debemos confesar nuestros pecados, pedirle perdón, hablarle con verdad, con reverencia, con respeto y con humildad; arrepentirnos de todo corazón; escucharlo en el silencio, a través de las otras personas, en los sueños y en todo lo que nos rodea; saber que por su gracia somos sus hijos, que por su gracia tendremos entrada a su reino; cosultarle para tomar desiciones; confiar en su voluntad; Reconocer que Ël todo lo puede.
Y no menos importante, es fundamental para comunicarnos con Dios, dejar en sus manos todos los juicios hacia los demás, ver al otro con sus ojos, con su corazón, con su criterío; entender que el evangelio no es mas que amar, tolerar y tratar de comprender al otro y ceñirnos a su palabra de manera racional y elocuente. No en vano, el gran mandamiento de la vida es: “Amarás, pues, al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30).