El Anunciante FL

Latino Pets

Reacciones comparadas entre perros y gatos

La percepción del entorno y la forma en que distintos animales reaccionan ante posibles amenazas revelan aspectos profundos de su comportamiento y evolución. La respuesta ante varios estímulos evidencian las diferencias que existen entre felinos y canes, no solo en sus estrategias de exploración, sino la forma en que cada especie interpreta la información visual, el peligro, su forma de reaccionar. Con varias similitudes, también son muy marcadas sus diferencias.  
Por Julieta Pinzón Diciembre 2025
Estas son sus similitudes: Comunicación corporal. Usan la postura del cuerpo, la posición de las orejas, cola y ojos para expresar emociones (miedo, alerta, relajación, agresión).
Reacciones instintivas. Reaccionan con huida, defensa o ataque frente a amenazas.. Poseen fuertes instintos de caza y exploración, aunque lo expresan en grados distintos.
Vínculo con humanos. Pueden desarrollar apego hacia sus cuidadores. Buscan interacción social y contacto (el gato a su propio ritmo).
Reacciones a estímulos repentinos. Ruidos fuertes, movimientos bruscos o desconocidos pueden generar sobresalto, alerta o nerviosismo en ambos.
Estas son sus diferencias:Socialización. Perros: Son animales sociales por naturaleza. Reaccionan buscando apoyo humano o del grupo. Gatos: Más independientes. Suelen reaccionar alejándose o escondiéndose. 
Expresión emocional. Perros: Más expresivos y fáciles de interpretar (cola moviéndose, vocalizaciones, saltos). Responden con entusiasmo a estímulos positivos. Gatos: Más sutiles; muestran emociones con microgestos (parpadeos lentos, cola erguida, orejas hacia atrás). Pueden reaccionar con retraimiento incluso ante estímulos positivos.
Respuesta ante el miedo. Perros: Pueden ladrar, gruñir, esconderse o buscar a su dueño. Gatos: Se erizan, bufan, arquean el lomo o huyen rápidamente.
Reacción al contacto físico. Perros: Generalmente disfrutan de caricias y contacto prolongado. Gatos: Tolerancia variable; disfrutan caricias cortas y específicas (cabeza, barbilla). Pueden retirarse si se sienten invadidos.
Curiosidad y exploración. Perros: Exploración guiada por el olfato y el deseo de socializar. Se acercan de forma más confiada. Gatos: Curiosidad más cautelosa; exploran lentamente y manteniendo rutas de escape.
Sus reacciones frente a ciertos estímulos: Cuando se asustan. Perro. Ladra o gruñe para avisar. Busca a su dueño o se acerca a alguien conocido. Se queda quieto o retrocede lentamente. Gato. Salta y huye rápidamente. Se esconde bajo muebles o lugares altos. Se eriza (cola y lomo), bufa o araña si se siente acorralado.
Cuando están felices. Perro. Mueve la cola con energía. Salta, gime de emoción. Quiere jugar o acercarse.. Gato. Cola erguida y puntita doblada. Ronronea. Te frota cabeza o cuerpo.
Cuando están enojados. Perro. Gruñe, muestra los dientes.. Endurece el cuerpo. Ladra de forma grave y sostenida.. Gato. Orejas hacia atrás. Pupilas dilatadas. Bufidos, zarpazos o cola moviéndose de lado a lado.
Cuando juegan. Perro. Corre, salta, mueve la cola. Sacude juguetes o hace la “reverencia de juego”. Interacción más física y abierta. Gato. Acecha, persigue, salta de forma sigilosa. Caza juguetes como si fueran presas. Juego más silencioso y con pausas.
Cuando ven a un desconocido. Perro. Puede acercarse curioso, olfatear, mover la cola. Si es desconfiado, ladra o se mantiene alerta. Gato. Se aleja, observa desde lejos. Se esconde hasta sentirse seguro. Se acerca solo cuando quiere. Cuando ven otro animal. Perro. Puede querer jugar o mostrar dominancia. Si es presa pequeña, el instinto cazador puede activarse. Reacciona con ladridos o movimientos energéticos. Gato. Se queda rígido y silencioso. Puede observar fijamente, arquear lomo o huir. Si el otro animal es pequeño, activa “modo caza”.
Cuando quieren cariño. Perro. Te busca, apoya la cabeza o la pata en ti. Se acurruca a tu lado. Acepta caricias largas. Gato. Se acerca y roza tu pierna. Da cabezazos suaves. Te pide cariño un rato y luego se retira.
Se realizó un experimento simple pero revelador. Se colocó un tapete diseñado con una ilusión óptica que parece un hueco profundo en el suelo. Frente a este estímulo visual engañoso, perros y gatos muestran respuestas notablemente distintas. Los perros se detienen bruscamente y evitan avanzar por temor a caer; los gatos se aproximan con cautela, examinan la superficie y finalmente cruzan tras confirmar que no hay un riesgo real. Se evidencian variaciones en sus estrategias de exploración y en la forma en que cada especie interpreta la información visual, evalúa el peligro y decide actuar. 
Los perros se asustaron y frenaron porque: Confían más en su visión cuando caminan. Aunque los perros usan mucho el olfato, al desplazarse tienden a confiar más en lo que ven para evitar caídas u obstáculos.
Son animales sociales. buscan seguridad antes que exploración. Como descienden de animales que se movían en grupo, tienden a evitar riesgos innecesarios sin una razón clara.
Responden con más emoción a estímulos visuales. El “hueco” provoca una reacción de miedo inmediata. La prioridad del perro es: detenerse primero, investigar después.
Percepción del peligro más directa. Para un perro, un hueco profundo = peligro inmediato. Actúan frenando y esperando señales del entorno o del humano. Los perros interpretaron el “hueco” como un riesgo real y reaccionaron con temor y evitación.
Los gatos pasaron con cautela porque: Son cazadores solitarios y extremadamente meticulosos. Los gatos, por naturaleza, no dependen de otros para evaluar riesgos; deben revisar todo por sí mismos.
Confían más en sus otros sentidos antes que en la vista. Los gatos no creen enseguida lo que ven. Usan sus bigotes, patas y movimientos lentos para comprobar si algo es real.
Su estrategia ante lo desconocido no es evitar, sino evaluar En vez de frenar de golpe, el gato: se acerca lento, examina la superficie, toca el tapete, y determina si el “hueco” es real o no.
Gran coordinación y control corporal. Saben que pueden saltar hacia atrás o escapar si hay peligro, por eso se sienten más seguros al investigar. Los gatos interpretaron el “hueco” como algo extraño, pero no asumieron peligro inmediato; lo analizaron y siguieron.
Comprender estas reacciones nos permite apreciar mejor las particularidades cognitivas y conductuales de ambas especies, así como su relación con el entorno y con los humanos.