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Los perros, verdaderos ángeles guardianes
Esta es una conmovedora historia de un perro y su dueña, donde ocurrió un milagro de vida. Dino fue el ángel guardián que le salvo la vida a su dueña. El perro dio la vida por su dueña, es lo que cree María Paula Aristizábal, hija de la señora Myrian Bedoya, quien con 68 años sufrió un accidente cerebrovascular.

Por Julieta Pinzón
Enero 2024
Lo curioso de todo es que con el tiempo el perro, al igual que doña Gloria, mientras se encontraba hospitalizada, fue desmejorando en su salud y murió días después de que su dueña regresará a casa. “Dino entregó su vida a mi mamá. El deterioro del perro fue muy notable desde el mismo día que a ella le pasó esto”,
La historia de este curioso caso comenzó con una visita al municipio de Viotá, en Cundinamarca, Colombia. Myrian quien también era hipertensa llegó a Bogotá, la capital de Colombia y de repente un fuerte dolor de cabeza empezó a molestar en su cabeza. Después perdió el conocimiento y una parálisis en todo su cuerpo, lo que desencadenó en un derrame cerebral. Cuando llegó a la Clínica del Occidente, le dio un infarto en el tallo cerebral, conocido como el centro de la vida, por ser responsable de las funciones vitales, como la respiración, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Fue tan grave que tuvieron que inducirle un coma.
Posteriormente, fue trasladada al Hospital Universitario Nacional de Colombia, pero desafortunadamente su condición empeoró.
La familia tenía que tomar una decisión. Enviarla a un centro de crónicos como estado vegetativo o ponerla en techo terapéutico, es decir, dejar que se fuera por muerte natural. La familia decidió ponerla en techo terapéutico.
A Myrian las esperaba toda su familia, incluido su querido Dino, “su niño”. El perrito que llegó a la familia Aristizábal Bedoya como hogar de paso, robándose con el tiempo no solo el corazón de todos, sino también la cama de su dueña. “Las visitas nos preguntaban: '¿Dónde duerme el perro?’. Y yo les respondía: mejor pregúntese dónde duermo yo. Era el consentido”, recuerda Néstor Hugo Aristizábal, esposo de Myriam.
El único que faltaba por visitar a doña Myrian era su perro Dino y con la autorización de los doctores, fue preparado con todos los protocolos y su mejor vestimenta para que la visitara. Myriam, de 68 años, no tenía ninguna esperanza de vida, no respondía a nada ni a nadie. Finalmente llegó el día de la visita de su fiel amigo y compañero Dino, quien se subió a la cama y cariñosamente empezó a lamerla. De repente cuando el perro llegó a la mano de su querida dueña, ocurrió el milagro. “Mi mamá intentó agarrar la manito de Dino. Reaccionó”. Todos los presentes en ese lugar empezaron a llorar. Pero, después de 52 días del regreso de Myriam, Dino fue encontrado sin vida en el primer piso de la casa. María Paula considera que el perro murió para que su mamá no lo hiciera.
Y sin duda, este milagro sucedió, porque este ángel de 4 patas dio su vida por la persona que amaba.